Y así desperté
Desgarrado, roído, humillado
Por fin no más luna
Por fin no más sombra
Rodillas dobladas, dedos encogidos
Vista tenue, oídos pasivos
Dulce sonrisa, sollozante corazón
El sol acoge un horizonte
Brisas que despejan la fuga
Me encontré en tinieblas
Resucité en agonía
Pero ahora me convencí
Que sólo soy un vestigio de malditos días...
El de las entradas
miércoles, octubre 29, 2008
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