El de las entradas

domingo, octubre 16, 2005

El Encuentro

Tú; yo. Una simple mirada. Nada más; nada menos. ¿Es coincidencia o jugada del destino? No lo sé. Lo único cierto es que allí estamos; tus párpados se abren junto con los míos y se cierran a la par. Comienzo a soñar, a dejar poco a poco esta maldita realidad...

En mi sueño estamos los dos, pero esta vez no existe algo que impida nuestra casualidad; todo confabula para que expreses lo que quieres decir con tus facciones. Es imposible emprender marcha atrás.

Cada paso que das es un gran regalo. Cada latido de tu corazón es una melodía perfecta que puedo escuchar más y más fuerte. Cada suspiro es una señal de que deseas vivir, para estar junto a mí.

Te detienes. No reacciono ante tu imponente figura paralela a la mía. Es imposible despertar mi cuerpo; estoy absorto. Quiero tocarte, quiero abrazarte...mas no puedo. Eres inalcanzable, como un ángel que nunca caerá del cielo. Estoy resignado a no tenerte. Sé que si logro llegar a ti, en un instante desaparecerás...

Prefiero verte lejos, pero no dejar de admirar tu belleza. Prefiero pensar que algún día estaremos juntos, aunque sea por un segundo. Prefiero seguir acariciándote con mis pupilas, hasta que aquellas dejen de moverse. Prefiero estar allí, intentando no perderte.

Descendiendo de la fantasía, vuelvo a sentir la ropa impregnada sobre mi piel. Dejo de observarte. Comienzo a buscar algo en que distraerme, para no caer de nuevo en esta dolorosa rutina.

No puedo. No puedo. Simplemente, no puedo.