El de las entradas

lunes, febrero 18, 2008

Vacío existencial y bla bla bla...parte 2

Como prometí, proseguiré sobre este pequeño descubrimiento que he hecho durante este último tiempo.

En pocas palabras, todo lo que condensa la logoterapia es un concepto llamado "toma de posición", es decir, que todos los acontecimientos que suceden a lo largo de nuestras 
vidas son -en mayor o menor grado- gatillados o afectados por la forma en que nosotros decidimos.

Sí...no es nada nuevo bajo el sol...es obvio, se podría pensar. Pero...¿Qué tan obvio resulta para una persona que piensa que TODOS y TODO se vuelve en contra de ella? No es desconocido que el ser humano tiene el mágico poder de canalizar su responsabilidad hacia otros entes, preferentemente los intangibles ("que la vida ha sido dura conmigo" "Dios sólo me envía castigos", etc). Y gracias a este poder nos es fácil concluir que la calle simplemente no tiene salida.

Ahora bien, no sólo se trata de grandes decisiones, sino de lo que hacemos en cada instante: respirar, caminar o incluso mirar hacia un determinado lugar. Lo que propone la logoterapia es que ya el hecho de tener control sobre aquello le otorga sentido a la vida, a pesar de no tener una finalidad concreta o una meta predispuesta.
El sentido no se encuentra en llegar a la felicidad, ni hacerte millonario o ser una especie de santo libre de pecado....sino sólo en lo que se tiene en la mano, es decir, las decisiones inmediatas.

El disfrutar un pequeño momento del día, el trabajar duro, el sufrir,  el sólo hecho de percatarnos de que somos parte de algo más ya nos da el sentido que tanto buscamos. Sin embargo, el camino fácil consiste en que todo aquellos 
se nos brinda, es decir, que somos marionetas del destino. Suena muy ilógico, pero es verdad...nos cuesta demasiado asumir la responsabilidad de nuestros actos.

Por supuesto no se debe olvidar que jamás somos constructores de las circunstancias,
pero sí de lo que resulta de ellas; por ende, el norte se encuentra en responder de forma 
responsable a las demandas que la vida plantea en cada situación.

Tal como dice Frankl, "Obra así, como si vivieras por segunda vez y la primera lo hubieras hecho tan desacertadamente como estás a punto de hacerlo ahora" Eso es responsabilidad.