La vida está fundada en apariencias. Estamos actuando constantemente frente al resto, poniéndonos caretas para esconder nuestras debilidades y sentirnos integrados a los grupos que nos rodean. Creamos ideales que nos unifican y mueven al mundo en función de falsas concepciones. Se hacen afirmaciones erróneas aceptadas por todos, estando concientes de su hipocresía, formando parte del siempre mencionado inconsciente colectivo.
Uno de los principales pensamientos que circundan por cada una de nuestras cabezas, corresponde a la siguiente afirmación: "No sólo se debe procurar de sí mismo, sino también de los demás". Pues os diré algo: ¡Qué frase más equivocada! Jamás pensamos en el resto. La única forma en que podamos considerar al otro, es en función de mantener el bien común para obtener un beneficio propio. En otras palabras, es imposible ayudar al otro "por amor al arte". Para mí, esto se hace por amor propio.
Algunos podrían decir que las personas, al vivir en comunidad, no pueden actuar para sí solas, pues siempre están dependiendo del entorno. Por supuesto que no puede ser de otra manera, pues somos seres gregarios por naturaleza. Establecemos nexos comunicacionales cada segundo y generamos relaciones estrechas entre nosotros, lo que hace ver al destinatario de nuestros mensajes como alguien a quien podemos afectar en forma directa.
Sin embargo, se ha pasado por alto el que todas estas relaciones se concretan para satisfacerse mutuamente. Desde que estamos en el vientre maternal, siempre utilizamos los recursos del entorno para subsistir. Somos entes que se nutren de elementos externos para sobrevivir, incluyendo –ciertamente- a los demás humanos. Es así como las relaciones parentales, amorosas, laborales, amistosas, etc. poseen un común denominador: contribuir a la estabilidad emocional de cada persona.
Como consecuencia de lo anterior, quiérase o no, la sociedad humana inevitablemente tiende a ser individualista. Sobre todo en estos días, en donde la competitividad entre nosotros es descarnada. Pareciera que obstaculizar el camino del compañero es la única forma de ascender dentro de esta jungla; tomar en cuenta al enemigo es un pecado mortal. Al momento en que alguien se nos interpone en nuestros intereses, instintivamente tendemos a enfrentarlo y desvalorizarlo.
Por otro lado, no se puede desconocer que todos nos agrupamos para lograr un objetivo común. Si no fuera así, no existiría el gobierno, las empresas, y –por sobre todo- la familia. Esto se lleva a cabo para alcanzar una meta colectiva, que reafirma los lazos de confianza entre los miembros del grupo y genera una colaboración mutua.
No obstante, desde mi punto de vista, estas asociaciones sólo se crean para reunir fuerzas que permitan lograr un propósito, pero como paso intermedio y obligado en el camino que cada uno desea seguir. Con esto quiero decir que las metas colectivas son creadas por conveniencia. Por ejemplo, nadie se atrevería a negar que los partidos políticos son agrupaciones en las cuales todos sus miembros aspiran al poder, estando conscientes de que sin el respaldo de la entidad no lo pueden alcanzar.
En consecuencia, quiero enfatizar que sólo establecemos metas propias, inventando las colectivas para facilitación de las personales. Es así como, en nuestro caso, la universidad es una institución en la que nos reunimos a educarnos y lograr el aprendizaje de un oficio. Obviamente, lo hacemos como parte de nuestras aspiraciones y no por el deseo de que nuestros compañeros también concreten el proceso. Es tan simple como que yo vengo a estudiar para "realizarme" y no para que el resto se consolide como profesional.
Así también, no se puede obviar el que podamos sentir compasión por las injusticias que vemos día a día. Como producto de esto, desarrollamos actos de caridad y somos generosos con quienes pensamos que están en una posición desfavorable frente a nosotros. Desarrollamos formas de poder contribuir a la sociedad y, al mismo tiempo, mejorarla. Por lo tanto, es bien visto el ayudar al prójimo, así como aportar –dentro de las posibilidades- a que el sistema funcione mejor.
Ahora, ¿lo hacemos realmente para que el resto se beneficie?. Lamento decir que no. Aunque cuesta reconocerlo, el único motivo por el cual cultivamos la solidaridad es para satisfacción propia; por el simple anhelo de sentirnos virtuosos y redimir nuestros malos actos. Es una falacia el afirmar de que podemos cooperar de manera desinteresada, porque siempre está latente el interés por el amor propio y la retribución que nos hará el destino.
Es así como podemos inferir de no podemos colocarnos en el lugar del resto, por el simple motivo que nos es imposible adentrar en la mente del otro para conocer sus pensamientos. Lo único que se puede lograr es procesar lo que comunica nuestro interlocutor y formar una idea vaga de sus concepciones mundanas, mas ésta se encuentra filtrada y no es del todo fidedigna. Por otra parte, todo lo que el hablante nos pueda entregar será procesado bajo nuestro punto de vista y sometido a juicio propio, por lo que ya pierde la subjetividad del otro, al mismo tiempo que pasa a formar parte de la nuestra.
En conclusión, hay que meditar dos veces antes de caer en el juego de "ponerse en el lugar de la gente". No existe probabilidad alguna de abandonar nuestras necesidades en pro de las del otro, así como de postergar las cosas que nos convienen por consideración al prójimo. Sé que puede sonar frío y cruel, pero creo que es peor ir en contra de los principios que tenemos como humanos. Lo más execrable es mentirse a sí mismo.
El de las entradas
sábado, diciembre 24, 2005
jueves, diciembre 01, 2005
Callejón Sin Salida
No estoy aquí. Es un extraño el que está escribiendo. Todo es ajeno...
Me desprendo de este abatido cuerpo, intentado romper las cadenas que me sujetan al castigo eterno de la existencia, a los placeres que sólo protegen la debilidad de nuestras almas.
El oír, el hablar, el sentir, son torturadores que aceleran la decadencia de la realidad entregada por caminos erróneos, de los cuales nunca podré desviarme.
¿Qué se supone que debería hacer? ¿Sentarme y reflexionar sobre el asunto? ¿Terminar con todo esto? ¡Oh, que ingenuo soy al pensar que con la muerte todo se soluciona! Un beso al verdugo no es más que admitir la incapacidad de resistir el fuego ardiente en mi corazón. No hay que ser débil: por algo hay algunos que mueren felices. Ellos fueron enérgicos en sus convicciones y no dieron su mullido brazo a torcer.
¿Por qué no puedo ser así? Creo que porque estoy consciente de la porquería que nos rodea. El dejar pasar es mejor que el enfrentar. Sinceramente, deseo ser imbécil, o un devoto creyente de que la felicidad es posible. Anhelo con ansias ser espectador de un mundo inventado, el que nunca bajará el telón mientras lo observe con fe.
...Pero no es así. Es lo que me corresponde en esta lotería de la humanidad. Sin embargo, creo que hubo un error en el sistema. Yo no debería estar aquí.
¡¡¡¡LO ESTOY!!!! SOY CULPABLE DE NACER Y PRIVILEGIADO DE MORIR
Un momento...
No soy el único
Hay otras luces que buscan la oscuridad para brillar
Para eso estoy: para resplandecer junto a ellas...
Me desprendo de este abatido cuerpo, intentado romper las cadenas que me sujetan al castigo eterno de la existencia, a los placeres que sólo protegen la debilidad de nuestras almas.
El oír, el hablar, el sentir, son torturadores que aceleran la decadencia de la realidad entregada por caminos erróneos, de los cuales nunca podré desviarme.
¿Qué se supone que debería hacer? ¿Sentarme y reflexionar sobre el asunto? ¿Terminar con todo esto? ¡Oh, que ingenuo soy al pensar que con la muerte todo se soluciona! Un beso al verdugo no es más que admitir la incapacidad de resistir el fuego ardiente en mi corazón. No hay que ser débil: por algo hay algunos que mueren felices. Ellos fueron enérgicos en sus convicciones y no dieron su mullido brazo a torcer.
¿Por qué no puedo ser así? Creo que porque estoy consciente de la porquería que nos rodea. El dejar pasar es mejor que el enfrentar. Sinceramente, deseo ser imbécil, o un devoto creyente de que la felicidad es posible. Anhelo con ansias ser espectador de un mundo inventado, el que nunca bajará el telón mientras lo observe con fe.
...Pero no es así. Es lo que me corresponde en esta lotería de la humanidad. Sin embargo, creo que hubo un error en el sistema. Yo no debería estar aquí.
¡¡¡¡LO ESTOY!!!! SOY CULPABLE DE NACER Y PRIVILEGIADO DE MORIR
Un momento...
No soy el único
Hay otras luces que buscan la oscuridad para brillar
Para eso estoy: para resplandecer junto a ellas...
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